En la Parte 1, desglosé los mecanismos centrales de la Ley GENIUS, así como sus ganadores y perdedores. Hoy, profundicemos. Porque debajo del marco regulatorio limpio se encuentra una apuesta estratégica Y un riesgo sistémico. En primer lugar, EE. UU. está eludiendo la política complicada de una moneda digital de banco central (CBDC) y, en su lugar, está delegando a emisores privados la tarea de llevar el dólar digital hacia el futuro: con licencia, colateralizado, regulado. Es finanzas programables, envueltas en la credibilidad del estado. Pero la claridad regulatoria ≠ seguridad sistémica. En segundo lugar, GENIUS abre un sandbox controlado donde jugadores como @Circle, @Stripe, y potencialmente incluso @Amazon, @Meta, o grandes bancos pueden emitir dólares de marca. Suena a innovación hasta que esos “Bezos Bucks” o “Zuckerbucks” enfrenten una crisis de liquidez, un golpe reputacional o un fallo operativo. Y ya hemos visto esta película antes: > @USDC se desacopló a $0.87 durante el colapso de SVB. > @Tether_to cayó a $0.95 durante la contagión de Luna. Ambos sobrevivieron, pero solo porque sus tentáculos aún no habían llegado profundamente al corazón del sistema financiero. Ahora lo harán. Con las stablecoins manteniendo depósitos, integrándose con nómina, pagos y, eventualmente, mercados de capitales, una pérdida de confianza en un emisor podría crear pánico en todo el sistema. Estamos construyendo interoperabilidad con riesgo, y aún no entendemos completamente los bucles de retroalimentación. Aquí es donde GENIUS comienza a parecer una espada de doble filo. La Ley GENIUS es coherente, necesaria y estratégicamente audaz. Le da al dólar una forma de competir globalmente, programable por diseño. Pero también incrusta el riesgo de fragmentación, arbitraje y transmisión sistémica. GENIUS es cómo el dólar se convierte en código. Asegurémonos de que no reescriba la historia. 🔥