en aproximadamente 2 semanas, habré terminado con el Gran Piano Calavera. totalmente y completamente. dos años y dos meses de trabajo ininterrumpido, intenso, laborioso, agotador, a menudo derrotante, un trabajo inconmensurable. como alguien que tiene un profundo respeto por nuestros predecesores, este proceso me ha ayudado a tener un respeto aún mayor por ellos, los grandes maestros de antaño, que fueron servidores devotos de la paciencia, el tiempo, la ingeniosidad, la disciplina y el esfuerzo. Si querían que algo se hiciera, tenían que aprender a hacerlo, practicar y fallar hasta que aprendieran a confiar en el proceso lo suficiente (y en sí mismos) para lograr la visión en cuestión. Este trabajo ha tomado tanto de mí y de mi energía que siento que parte de mí ahora vive en él. Una gran parte. una parte que a menudo desearía poder recuperar, pero no puedo. Está permanentemente ligada a la pieza ahora. inmutablemente. El Gran Piano Calavera tiene un alma. Es el verdadero FrankenSteinway. Un relicario escultórico vivo. No conoce rival. No le preocupan las opiniones. es mi invención. es tanto arte como sonido. puedes experimentar su presencia visualmente, así como auditivamente. Puede ser marcado. Los pianistas pueden dejar su huella en él para siempre. toda la música que he escrito y tocado vivirá en él para siempre. La música que mis hijas han tocado, incluso solo por diversión, vivirá en él para siempre. Cada vez que alguien lo toca, absorberá su energía y la capturará con la exacta presión y fragilidad con la que presionan las teclas. si está en una habitación, te sentirás atraído hacia él. mirará en tu alma y luego cantará para ella. No hay otra obra de arte como esta en el mundo. el 5 de septiembre, lo verás.